
Por: Ricardo Vásquez Suyo
Abogado por la UNMSM, egresado de la Maestría en Derecho Constitucional de la UNFV,
profesor de la Escuela de Ciencia Política de la Facultad de Derecho de la UNMSM,
experto en Descentralización y Gobierno Regional,
Presidente de la Asociación Distrital de Abogados de Barranco.
profesor de la Escuela de Ciencia Política de la Facultad de Derecho de la UNMSM,
experto en Descentralización y Gobierno Regional,
Presidente de la Asociación Distrital de Abogados de Barranco.
«Gerencia» es el arte de manejar recursos y orientarlos al logro de objetivos. Para ello resulta fundamental la definición de estos objetivos y el liderazgo que se ejerza, entendido éste como el involucramiento absoluto en la persecución del resultado. Por ello, es bueno aplicar métodos gerenciales a la dirección gremial; el problema estriba en no definir adecuadamente los objetivos y, en consecuencia, confundir la dirección de un gremio con la dirección de una empresa.
La dirección gremial que concluye en el Colegio de Abogados de Lima fue asumida bajo las banderas de la eficiencia tecnocrática y la dirección gerencial. El Decano, empresario exitoso, tuvo iniciales éxitos contables, pero los problemas fundamentales del CAL siguen sin resolverse y hoy nos arriesgamos a repetir la historia, bajo una pálida imitación del modelo, expresado en un «gerentismo» agotado que deja muchos de los objetivos que se pensaba resolver regados en el camino.
El sentido de un colegio profesional es la defensa de los derechos de los agremiados. Veamos varios casos en los que existen cuentas pendientes:
- No se ha defendido el mercado profesional de los abogados.
Cientos de jóvenes salen de las facultades de derecho a engrosar las filas de los desocupados con diploma; además, muchos de ellos se preparan con deficiencias que no son supervisadas por nadie en virtud a cierto entendimiento de la autonomía universitaria. Mientras tanto, cientos de «asesores» en el Estado emiten opinión sobre materias legales sin ser abogados, quitando puestos de trabajo especializados a los abogados.
Cientos -tal vez miles- de abogados de la administración pública desempeñan la asesoría legal en niveles ocupacionales de auxiliar o técnico, ganando sueldos ignominiosos sin relación con sus importantes responsabilidades; sin que el CAL pelee por ellos y suscribiendo opiniones legales que implican seria responsabilidad funcional.
Una ley que garantice los derechos laborales de los abogados –como en muchas profesiones existe-, sigue sin impulsarse.
- La capacitación sigue siendo un mito.
Certificados de diplomados gratuitos han sido extendidos por miles, sin observarse control sobre su calidad ni acreditándose su contenido. Mientras tanto, la formación de pre grado sigue abandonada a su suerte, para suerte de los que invierten en educación superior sin importar la calidad. Igual ocurre con la constitución de Escuelas de Post Grado. El gremio aparece desinteresado y sin asumir ninguna responsabilidad en cómo se forman los profesionales que llegan a sus puertas.
- El CAL sigue sin recobrar su papel de conciencia jurídica ciudadana.
Fuera de esporádicas declaraciones del Decano y esfuerzos que hemos saludado, el CAL no se ha convertido en un defensor de la juridicidad y en orientador del debate jurídico nacional.
La defensa de los Derechos Humanos y la Constitucionalidad se ha entendido como desarrollar charlas, pero no como la defensa permanente de intereses sociales, como por ejemplo las comunidades afectadas por la minería depredatoria, la reparación a las víctimas de violaciones de DDHH, etc.
- El factor olvidado: conciencia social y coraje ciudadano.
Asumir la defensa de los agremiados y de la juridicidad exige no sólo enseñar en una gran universidad ni haber tenido altos cargos públicos; demanda conciencia social y coraje ciudadano.
Por ello, resolver estos problemas fundamentales requiere un liderazgo que sea capaz de convocar a todos los liderazgos y todas las tendencias del CAL, y encabezar a todos los abogados, con todos los ciudadanos -abogados o no- que quieran una sociedad con derechos y no con abuso del derecho, trabajando por resolver los puntos pendientes que hemos planteado.